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ARTICULO SEPTIEMBRE 2014:
TEPPÔ
TEPPÔ introducción a las armas de fuego en el Japón feudal
© Por: David Rodríguez y Roberto Martin.
ARTICULO JUNIO 2014:
LA VIA
© Por: Francisco Javier Regueiro
Instructor Bujinkan Dojo
Mirando atrás y recordando las cientos de personas con las que hemos compartido este camino marcial a través del Ninjutsu, me doy cuenta que solo unos pocos entendieron lo que significa la práctica del Budo. Vivimos en una época en la que se comercia con todo; una época en la que el número de opciones a elegir son casi ilimitadas, sin embargo, esa infinitud de opciones hace que al final no valoremos ninguna de ellas en su justa medida, y como consecuencia tampoco logremos profundizar en nada de lo que hacemos.
Cuando miro a mi alrededor, constato que todo el
mundo comercia con el arte y incluso los mismos
hombres son considerados como mercancía.
MIYAMOTO MUSASHI
Es claro que a cada uno de nosotros aparentemente le mueve una motivación diferente, pero solo aparentemente, aquellos que se dan tiempo así mismos para profundizar en el Budo que practican se dan cuenta que la motivación siempre es la misma.
No corras ni tengas prisa, porque al fin y al cabo, a
quien uno busca es siempre a sí mismo, aunque no se dé cuenta.
A veces la motivación es ese deseo de comerciar con el arte, es muy fácil caer en la dinámica que nos rodea y justificar nuestras acciones a través de ella, lo cual nos lleva al orgullo y al desprecio hacia los demás, nos hacemos egocéntricos algo que está directamente enfrentado con la filosofía del Budo.
El peligro mas grande es el orgullo, no olvidéis que
en el momento en que surge la idea de que
vuestra técnica es buena, cesa todo progreso.
M. TAMURA
La falta de perseverancia es lo que nos lleva a que no profundicemos en nada de lo que hacemos, y a su vez, que critiquemos a los de más buscando en esa crítica nuestra excusa para ir saltando de actividad en actividad sin encontrar nada que nos llene, cuando ese vacío está provocado por nosotros mismos.
Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.
Esa perseverancia es la que hace que puedas llegar a conocer, experimentar, desarrollar en definitiva entender aquello que practicas, pero solo a través de un esfuerzo real y continuado puedes llegar a percibir aquello que se oculta detrás de la práctica.
Conocer algo significa experimentarlo concretamente. Un libro de cocina no aliviará
vuestra hambre.
TAKUAN
Por eso la tradición es tan importante en el Budo, beber en la tradición hace que tengamos a nuestra disposición el cúmulo de las experiencias pasadas de otros Budocas, su perseverancia nos lega un valioso conocimiento que podemos usar para realizar nuestra propias experiencias, y a su vez nuestras experiencias serán un legado para otros practicantes. Esa cadena que empieza con el Maestro, Sensei, y va transmitiéndose a los Sempais y a su vez a los Kohais. Esos famosos Shoden, Chuden Okuden eslabones indispensables de una cadena sin fín.
El que repasa dentro de si lo que ya sabe, y de este modo adquiere nuevos conocimientos, pronto
podrá enseñar a otros.
Sin embargo para que esta cadena no se rompa y haya futuras generaciones que puedan beneficiarse de ese conocimiento acumulado, hace falta otro concepto básico que lleva impregnando el Budo desde sus inicios; la lealtad. Una lealtad con mayúsculas que engloba a todos los practicantes pasados presentes y futuros. Una lealtad que es símbolo de respeto hacia aquél que quiso compartir sus experiencias con los demás. Hoy en día en que se comercia con todo incluidos los valores morales, nos olvidamos que en el pasado tu no elegías a tu Maestro, el Maestro te elegía a ti si consideraba que eras digno de recibir sus enseñanzas, que a su vez no eran solo sus conocimientos sino los conocimientos acumulados de muchos otros maestros anteriores. Por ello la trasmisión conllevaba una tremenda responsabilidad hacia aquellos que habían confiado en ti para su difusión, pero esa difusión era imprescindible si no se quería que la cadena se rompiese y esos conocimientos se echaran a perder, de ahí que el respeto y la lealtad hacia aquel que te había elegido como alumno fuera inquebrantable.
Cuando un maestro pasa, los perros no ladran.
Por último esa lealtad estaba basada en una confianza que a su vez hacía que el alumno no se cuestionara los método de entrenamiento, sino que los asumiera como el camino natural para desarrollarse, como obstáculos a superar dentro de la vía, obstáculos que de otra manera no se habría planteado afrontar por falta de confianza en sí mismo.
Si yo te digo que hagas una cosa y la ejecutas creyendo en ella, te saldrá bien.
Cada fracaso enseña al hombre aquello que necesitaba aprender.
Keii – Junio – 2014
Santovenia
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